Habían pasado diez años desde la última vez que se habían visto. Sin embargo aquel encuentro fue más que impactante.
Sus labios se inmutaron, sus pasos se detuvieron y sus ojos gritaron mil "te quiero", pero sus bocas acaso y pronunciaron un tímido "hola, como estás, cuanto tiempo..."
Cuando se acercaron el uno al otro albergando esperanza a un "quizá" o un "aún", el tiempo que se quedaron mudos, uno frente al otro, dijo más de lo que ellos dijeron en todas sus vidas, en toda su historia.
Pero la vida continuaba y tras excusarse de falta de tiempo, ambos siguieron sus vidas solitarias, otra vez, en la urbe... en aquella jungla de cemento, una vez más, vacía para ellos.
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