sábado, 13 de abril de 2013

- Te seguiría hasta el fin del mundo - dijo ella mientras que con la manga de su blusa floreada intentaba, vanamente, limpiar el mar de lágrimas que se precipitaba por sus mejillas.mientras él, silencioso, evaluaba las palabras que diría para no herirla.
- Sabes que esta no es mi decisión. Si por mi fuera , yo me quedaría aquí, a tu lado por el resto de mis días... yo te amo.

Esta verdad desnudo el alma de los dos, que en una mirada se dijeron más de lo que las palabras jamás podrían expresar... un lenguaje infinitamente más perfecto que las palabras.

Eran las 12 am mientras él salía con su maleta rumbo al aeropuerto, sabiendo que aquella huida lo destruía tanto como a ella; mientras ella solo atinaba a llorar escondida en el baño sabiendo que , probablemente, jamás lo volvería a ver.

Antes de irse se había parado durante un par de minutos delante de la puerta del baño, sin saber si tocar o no para despedirse y tenerla en sus brazos por última vez...
Había pasado bastante rato antes de que desistiera de ello al darse cuenta que eso la vulneraría más... y lo delataría.

Sin decir más nada salió en silencio mientras una lágrima se derramaba de sus ojos oscuros.

En el taxi no pudo aguantar más y lloró sin importarle en lo más mínimo el dicho de los hombres no lloran... menuda verdad pensó, mientras recordaba la suave piel de su amada al mirar sus manos.
De pronto sintió unos impulsos terribles de salir del coche y regresar corriendo como un loco y mandar todo el teatro a la mierda, pero la parte razonable de su ser se lo impidió al recordarle que la única razón para que él se fuera era para vencer la única amenaza capaz de separarlo para siempre de ella.
Observo la calle precipitarse al olvido mientras el automóvil avanzaba presuroso hacía su infierno... de ello dependía todo.

Sonrío para sí al recordar la primera vez que la vio al pasar ella del brazo de uno de los narcotraficantes más temibles del país.
Por un momento sus miradas se cruzaron, no supo decir el tiempo por que a él le pareció tan duradera como su vida; y comprendió , en aquel momento, que ella se convertiría en su razón de vida.

Fue en una de esos caprichos del destino en que se la presentaron en una fiesta, cuando descubrió que aquella bella mujer tenía la mente más brillante y el sentido del humor más audaz  que jamás dejó de admirar.

Pero también aquel día glorioso fue el día en que nacieron sus problemas.

Unos días después, ella huyó de aquel delincuente para irse con él al fin del mundo para poder vivir junto a él , el amor más puro jamás imaginado.

Fueron felices, procrearon a una niña tan bella y cándida como ella y tenían la casa más acogedora que jamás soñaron.

Tenían todo, pero en una carrera contra el destino, el último siempre gana la partida. y el demonio de otros tiempos apareció un día en forma del mensaje más escabroso que jamás imaginaron.

Era un domingo soleado cuando el grito de terror de la niña los despertó a la realidad.

Corrieron hasta donde la pequeña no podía dejar de contemplar con ojos desorbitados el cuerpo de su perro degollado y rodeado de un pequeño charco de sangre.

Ella solo atinó a cargar a su hija y llevarla a la cocina para calmarla; mientras él limpiaba aquella inmundicia con todos los miedos y temores materializándose a su alrededor.

Pasaron los días, hasta que una llamada silenciosa fue el preludio del horror más indescriptible que jamás imagino.

El día estaba soleado y la primavera había inundado de colores y fragancias la ciudad. Todo parecía paz, hasta que una explosión hizo remecer la ciudad. El lugar del siniestro era el jardín donde estudiaba su pequeña y amada hija.

...No encontraron su cuerpo. Todo estaba devastado.
También su familia; él mismo.

Había pasado un año desde aquel trágico día.

Él y ella sumidos en la pena, pero siempre juntos.

Pasaban los días, lentos y oscuros. Sin esperanza.

Hasta que una llamada movió su mundo. "Papito, ven por mi".
Era su hija, no cabía duda.
Le devolverían a su hija, pero con una condición. Que él dejaba para siempre a su mujer y aceptaba morir a manos de ellos.
...Aceptó.

¿Sería verdad tal dicha?
   
 




  

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