Estábamos solos en la penumbra y tu mirada hipnotizo por unos segundos mis ojos mientras me contaban mil historias dulces y bonitas. Tomabas mi mano y al sentir tuu contacto todas las fibras de mi ser se estremecían enamoradas de ti y mi mente solo rogaba en silencio no despertar de ese ensueño hasta que sonó el teléfono un "hola mamá, ya voy" nos rompió el mil pedazos los sueños que se podían hacer realidad esa noche...
Para después será... te invito a una cita en los sueños y allí me dirás "tequiero" y yo te diré "yo también" y en ese momento, se hará realidad el ósculo bendito, soñado, ansiado mas nunca vivido.