sábado, 29 de noviembre de 2008

Un sueño hecho humanidad




El hombre que amo es sonriente y alegre

,es gracioso y travieso.

A veces pienso que aún es un niño

que se oculta en ese físico de joven intrepido y soñador.




El hombre que amo tiene la mirada indiferente conmigo

como si me traspasará

con esos ojos oscuros y bonitos que oculta con unos lentes

que lo hacen ver para mi mucho más lindo.



El hombre que amo tiene una piel trigueña

como de campo o como arena

y los cabellos lacios y oscuros

que me gusta como los lleva: sin peinar.



El hombre que amo

anda con una seguridad propia de su edad

y con una mochila en el hombro derecho

balanceando a su compáz.



El hombre que amo

se viste de la forma más simple

y por esa simplicidad talvés me gusta tanto.

Aunque los sábados lo veo tan distinto:

con el terno que sé que no le gusta usar,

anda con una biblia en l mano y su saco en el brazo

mientras saluda a todos

y, sin darse cuenta de que estoy cerca

se sienta a mi lado.


El hombre que amo
tiene una sonrisa muy bella

y una risa demasiado extraña, que me hace reír al escucharla.

Callada y absorta escucho sus locuras

que cuenta sólo a su amigo

o dice en voz alta como un pensamiento que escapa de su mente

mientras finje escuchar a los demás

y nunca se anima a hablar para todos.

El hombre que amo

tiene casi mi misma edad

y, sin embargo parece un niño

y eso me hace soñar.



El hombre que amo

sé que nunca me amará

y, aunque nunca lo haga

para mi siempre será especial.








No hay comentarios: