lunes, 19 de mayo de 2008

A Giacomo...

Ya no queda más que recuerdos de lo que fue nuestro amor, solo quedan amargas tristezas de lo que antes fue pasión y hoy siento que mi alma en pena te escribe como testamento esta última canción.

No me siento arrepentida de haberte amado, si me llame tuya por hacerlo
no siento dolor ni verguenza por eso ahora. El dolor viene de haberte perdido, de saber que jamás te volveré a llamar mío.

Me hubiera gustado que me digas la verdad -por más dura que sea- antes de engañarme de una manera tan vil; no entiendo como pudiste actuar así sabiendo cuanto te amaba, cuanto daba por ti. Hubiera preferido una despedida que el agrio sabor de saberme engañada por la persona que más amaba.

Talvés es mi culpa por haberte amado tanto, debí entender que el amor no existe más que en las obras literarias; como sea no volveré a creer más en ti.

Ayer cuando viniste a pedir perdon de rodillas me causo gracia esa tonta farsa de arrpentimiento; recuerda que conmigo o un todo o un nada y hoy te toco nada.

Llevate mi corazón si lo destrozaste tanto, ¿de qué me sirve quedarme con ese mamaracho? Quedátelo o si mejor desear botalo en la basura igual como botaste todo nuestro amor al vacío.

No hay comentarios: